lunes, 7 de abril de 2008

7 de abril

JAQUE MATE
Maestro de burbujas

Sergio Sarmiento
7 Abr. 08

"La mayoría de las crisis financieras... han venido precedidas por períodos de euforia económica, gasto excesivo y una expansión del crédito en la que suelen relajarse los criterios de originación".


Guillermo Ortiz


Pocos personajes han sido tan admirados en el mundo de la economía y las finanzas como Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal, el banco central de Estados Unidos, de 1987 al 2006.

Greenspan ha sido considerado a menudo como arquitecto de un periodo de prosperidad sin precedentes en Estados Unidos. Un libro lleno de alabanzas, Maestro: Alan Greenspan and the American Boom (2001), del periodista Bob Woodward, quien alcanzó reconocimiento con la investigación del caso Watergate en los años setenta, ayudó a elevar la fama de Greenspan. The Age of Turbulence: Adventures in a New World (2007) del propio Greenspan se convirtió en un best seller, cosa inusitada para la autobiografía de un ex banquero central.

El colapso del mercado hipotecario en Estados Unidos, sin embargo, ha llevado al surgimiento de una visión. Quizá el cuestionamiento más devastador lo acaba de presentar William A. Fleckenstein en el libro Greenspan's Bubbles: The Age of Ignorance at the Federal Reserve (2008; Las burbujas de Greenspan: La edad de la ignorancia en la Reserva Federal).

Fleckenstein, presidente de una administradora de inversiones de Seattle y columnista de temas financieros, ofrece una visión de Greenspan radicalmente opuesta a la de Woodward. No sólo considera al "maestro" como un economista incapaz, sino que lo acusa de impulsar una política financiera irresponsable y de mentir después para ocultar sus errores. Según Fleckenstein, Greenspan es responsable no de una sino de dos grandes burbujas: la de acciones de alta tecnología de 1995 a 2000 y la de los mercados hipotecarios, cuyas consecuencias apenas estamos empezando a sufrir. Antes de Greenspan, señala Fleckenstein, Estados Unidos no había tenido una sola burbuja en 50 años.

"Greenspan se equivocó -afirma Fleckenstein- al elegir continuamente una tasa de interés excesivamente baja". Con esto alimentó las burbujas especulativas. Si bien en 1996 habló de la "exuberancia irracional" de los mercados, nunca hizo nada por contenerla. Cada vez que los mercados mostraban un impulso para bajar y ajustarse a niveles más realistas, Greenspan recortaba apresuradamente los intereses para alimentar nuevamente la burbuja.

Greenspan afirmó en repetidas ocasiones que una burbuja no se puede reconocer sino hasta que termina, a pesar de que tanto la de las acciones de alta tecnología como la hipotecaria fueron señaladas oportunamente por muchos. Más tarde mintió al afirmar que hizo todo lo posible por combatir estas burbujas, que en su momento se negó a reconocer como tales. La verdad es que sus medidas siempre estuvieron destinadas a fortalecerlas.

Así como dijo que las burbujas no se podían reconocer, Greenspan afirmó también que no podía definir el "dinero". Pero Fleckenstein señala que esto es cuando menos paradójico en el caso de alguien cuya responsabilidad era manejar la política monetaria de la economía más importante del mundo. Quizá eso explica por qué fue tan laxo en esa política.

Una y otra vez Greenspan trató de ocultar sus errores afirmando que las reglas de los mercados habían cambiado como consecuencia de una revolución tecnológica. Pero los efectos de esta revolución han sido mucho menores de lo que pretendió.

Las burbujas de Greenspan eran muy claras, según Fleckenstein, puesto que reflejaban una desviación de más de tres veces sobre las tendencias históricas de los mercados. Estas alzas especulativas fueron impulsadas por una irresponsable expansión del crédito. La deuda de las familias estadounidenses, que en 1982 alcanzaba el 50 por ciento del Producto Interno Bruto, llegó a casi el 100 por ciento en 2007. La deuda total de Estados Unidos, que era de alrededor de 150 por ciento del PIB en los años setenta, alcanzó el 325 por ciento en octubre de 2007.

La laxa política monetaria de Greenspan también produjo una devaluación del dólar. Con ingenuidad rayana en la ignorancia, el ex banquero central afirmaba que esto sólo afectaba a los estadounidenses que vacacionaban en Europa. Nunca entendió que una devaluación, por definición, disminuye el poder de compra de los salarios. Hoy el estadounidense paga cinco veces más por barril de petróleo -mientras que el europeo sólo paga tres veces más- gracias a la devaluación.

El desplome del mercado hipotecario en Estados Unidos está siendo muy doloroso. Muchos están perdiendo sus casas y sus ahorros. Las pérdidas de los bancos ascienden a cientos de miles de millones de dólares. La consecuente restricción crediticia está afectando a la economía mundial. Y todo porque un banquero central, a quien algunos consideraban un maestro, se comportó con una irresponsabilidad extrema.



Premios a mexicanos

Una periodista y una publicación mexicanas han sido galardonadas con el prestigioso premio Ortega Gasset de periodismo otorgados por el diario El País del grupo español Prisa. Sanjuana Martínez fue celebrada como mejor periodista de investigación por su serie de artículos sobre pederastia clerical publicados en el diario La Jornada. El semanario Zeta de Tijuana, fundado por Jesús Blancornelas y hoy encabezado por Adela Navarro, ha obtenido el reconocimiento por trayectoria periodística.






GACETA DEL CHARRO
Petaconas al ataque

Germán Dehesa
7 Abr. 08

AMLO es un ánima sin reposo. Hasta en domingo saca la pianola y le pone rollo. Ahora acaba de lanzar su advertencia: a lo largo de esta semana, entrarán en acción los batallones femeniles que están dispuestos a todo con tal de que no se consume la vil entrega de nuestros hidrocarburos a los más sórdidos intereses extranjeros. Como de pasadita, dijo AMLO que él tiene información suficiente acerca de que en esta semana "la reacción" iniciará en el Congreso su labor para conseguir que ese petróleo que tan pulcra y honestamente manejan Pemex y su sindicato, caiga en las pútridas manos extranjeras que ya están ansiosas, haciendo cola y con la cubeta lista para llevarse nuestro tesoro más preciado. Ante esto: que avancen las gordas.

Según informa la prensa, este operativo está encabezado por mi querida Claudia Sheimbaum y a ella quiero plantearle el caso de mi combativa amiga conocida como "La Cronch" que es ya una veteranaza de todo tipo de refriegas. Tiene un casco de esos con puntita que fue del Káiser Guillermo, ropa de camuflaje ligera para esto de la calor, armamento nacional e importado y un valor indomable. Como dicen en el futbol: es muy bullidora. Actualmente es fósil en CU, pero me comenta que no hay acción. Ella cometió el error de no inscribirse en estos batallones de Adelitas petroleras y es por eso que me pide que, muy a la mexicana, se le otorgue una prórroga y, si no fuera mucho pedir, que se le asigne y esto no debe ser tomado como albur, a los piquetes nocturnos que son esos grupos de tropas selectas que trabajan por la noche. Me dice que el estúpido calor merma mucho su estado de alerta y su capacidad de respuesta. Ojalá y esta petición llegue a tiempo, porque la Cronch es un elementazo en cualquier trifulca. Yo cumplo con informar.

Sin salir totalmente del tema, experimento la urgente necesidad de agradecer públicamente la generosa bondad de Guadalupe Loaeza quien, aprovechando que yo estaba en Acapulco tirando rollo en la Convención de Banqueros, vino a mi casa de piedra y flores y trajo más flores y dulces y libros y hartas cosas. Gracias, Guadalupe; pero te pregunto como María al Arcángel: ¿de dónde a mí?

Hemos de hablar ahora del llorado carpintero de Guamúchil. Mientras los políticos van siendo devorados por el olvido, o recordados sólo por sus perversiones y maldades; Pedro Infante sigue siendo ese héroe popular que encarna muchos valores mexicanos y entre ellos, la gracia. Jamás olvidaré cómo lloraba mi nana cuando llegó la noticia de su muerte; tanto lloró que, en unos cuantos minutos, ya estaba yo llorando con ella. Disfruto mucho al ver y volver a ver sus películas y así, si tengo una reunión de mucho tronido, pero en la tele está "Escuela de vagabundos", por supuesto que me quedo a ver a Audifaz, la Nana Pancha, la loca de Blanca de Castrejón, Pulido y a la indeciblemente bella Miroslava. En el año de 2008, el pueblo capitalino ha erigido con su lana una estatua de Pedro Infante. Eso es amor del bueno. El amor del malo es pretender aprovecharse de esta duradera fama y sacar a subasta la lápida de Infante. Un cuate mío decía que ni los políticos, ni los artistas deberían tener familia. Pedro Infante no hizo caso de esto y más bien tuvo muchas familias que ahora (y siempre) quieren sacar raja de ese dudoso mérito que es el parentesco. ¿Ningún familiar ha pensado en trabajar y en valerse por sí mismo? Al paso que van, subastarán la lápida, luego la tumba completa, luego la caja y luego lo que quede del contenido. En fin.

Comenzó el calorón. Cuídense y tengan una feliz semana.


¿Qué tal durmió? MCCLXX (1270)

MONTIEL que se achicharre.


Cualquier correspondencia con esta calurosa columna, favor de dirigirla a german@plazadelangel.com.mx (D.R.)

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